El trabajo científico

Caraterísticas y Criterios de Presentación

1.- Introducción

El texto de este trabajo se presentó como ponencia en el Curso Cero de ingreso en la Facultad, el día 12 de septiembre de 20012. Ha sido adaptado y enriquecido por el propio autor para su publicación.

Me gustaría empezar por una serie de cuestiones preliminares para contextualizar nuestra ponencia y sin los cuales tendríamos que coger todo por los pelos y hablar un tanto desubicados. En este sentido, arrancamos con un interrogante y nos preguntamos, como han hecho tantos a lo largo de la historia del pensamiento: ¿qué es la ciencia? Y es que, aquí, en esta Facultad y en todas, se hace y se va a hacer ciencia.

Para nosotros, la ciencia se define como un conjunto de conocimientos sistemáticos, metódicamente formados y constitutivo de una rama particular del saber, que precisan de parte nuestra una explicación precisa y señalamiento de problemas y cuestiones previsibles y pertinentes.



Explicar la realidad es explicar el “por qué”. Un cúmulo de datos no explican, sin más; decir qué hay, sería simplemente describir la realidad. La explicación tiene por finalidad ampliar el horizonte del conocimiento, profundizar en el él, racionalizarlo. La explicación da respuestas a “porqués”.

Varias notas definen la ciencia como la objetividad, la sistematicidad, la metodicidad, la verificabilidad y la comunicabilidad. En la aceptación de estas características hay casi unanimidad entre los filósofos de la ciencia.

Tengamos en cuenta, pues, que a la ciencia le es necesario cierto grado de objetividad, para que los resultados de la investigación sean independientes de quien la ha llevado a término. En segundo lugar, un conocimiento aislado, incluso una generalización, si se presentan sin fundamentación y rigor, no pueden considerarse científicos. Por eso, la ciencia es un corpus sistemático de proposiciones objetivas. La metodicidad hace referencia a que el conocimiento científico es fruto o consecuencia de un plan cuidadosamente previsto, en función de los objetivos especificados en las hipótesis de trabajo formuladas para resolver un interrogante o problema objeto de estudio. No hay trabajo científico, si no podemos dar cuenta del camino recorrido. La verificabilidad es la condición más discutida entre los científicos, y las discrepancias se centran en el dualismo científico: ¿la verificación exige la demostración, la intuición eidética, la falsación, la contrastabilidad, o sería suficiente tener motivos de credibilidad? Y, finalmente, la comunicabilidad hace alusión a la necesidad de utilización de una terminología precisa y, al mismo tiempo, reconoce su provisionalidad. No es científico lo que no es comunicable para ser compartido.

Y, por otro lado, no hay ciencia sin investigación. Y ésta es una actividad del entendimiento en busca de un conocimiento más extenso o profundo de la realidad; exige, en cualquier modelo o paradigma científico, información suficiente.

Las Humanidades, la Filosofía, la Historia y la Teología, que se han de hacer en esta Facultad, tienen el estatus de ciencia, porque reúnen estas condiciones, y en la clasificación de las ciencias actualmente más aceptada, forman parte de las llamadas ciencias reales y, dentro de ellas, pertenecen a las ciencias del espíritu.

Desde estas premisas, vais a presentar, en cada materia de vuestra carrera, trabajos que reciben la categoría de científicos. El Sistema de Enseñanza Superior (LMD), que tenéis el privilegio de estrenar en nuestra Universidad Nacional, os concede un importante protagonismo en vuestro proceso de formación, y, en buena medida, reitero, vais a presentar trabajos sobre diversos campos científicos.

2.- El Trabajo Científico

En todo trabajo científico, hay que seguir una serie de pasos: tomar decisiones, investigar, consultar fuentes de información, escribir un borrador y corregir continuamente lo escrito hasta lograr una versión definitiva.

Al mismo tiempo que reflexionamos, somos capaces de comunicar nuestros sentimientos y nuestras percepciones a los otros.

2.1.- Búsqueda de Ideas

Antes de empezar a escribir cualquier texto, es necesaria una primera fase de reflexión y planificación en la que son decisivas e importantes estas cuestiones: fin, destinatario, tema y documentación.

La finalidad: ¿para qué escribo?

Entre las finalidades específicas más habituales de un escritor se cuentan las siguientes:

Contar un suceso, una historia, una anécdota…

Describir una persona, una ciudad, un pensamiento…

Explicar una situación, una investigación…

Exponer una opinión.

Convencer de algo de alguien.

Persuadir para hacer algo.

El destinatario: ¿para quién escribo?

Según quién y cómo sea el público al que nos dirigimos estaremos obligados a:

Elegir el registro lingüístico apropiado a sus intereses, cultura, clase social…

Buscar el tratamiento adecuado en función de la relación que mantengamos con él.

Adoptar en nuestro escrito el grado de formalidad apropiado.

El tema: ¿sobre qué escribo?

Para elegir el tema o trabajar sobre un tema asignado es preciso tener en cuenta los destinatarios, sus intereses, los conocimientos previos que posean, etc. Es necesario saber de qué espacio disponemos para poder seleccionar un tema general o más específico, más sencillo o más complejo. Es conveniente conocer de antemano si contamos con las fuentes de información apropiadas y suficientes para buscar el material que requerirá el tema elegido: libros, revistas, periódicos, enciclopedias, lugares donde recabar datos, personas a las que preguntar, etc.

2.2.- Clasificación y Organización de las Ideas

Clasificar las ideas es agruparlas teniendo en cuenta los aspectos que poseen en común. Algunos criterios de clasificación son agrupar las ideas bajo el epígrafe de causas, consecuencias, lugares donde se producen, diferentes opiniones sobre ellas, ventajas, inconvenientes, características, etc. Es decir, para clasificar las ideas debemos encontrar una categoría superior que pueda agruparlas.

Criterios de ordenación de las ideas.

Vienen determinados por la finalidad del escrito. Un texto descriptivo requiere una ordenación espacial; en un texto narrativo, sin embargo, puede ser cronológica; un texto argumentativo suele organizarse según la importancia de las ideas. Los criterios más usuales para ordenar ideas son estos:

Ordenación cronológica: consiste en ordenar los hechos en el tiempo o dentro de un proceso que consta de distintas etapas.

Ordenación espacial: supone ordenar las ideas situándolas en el espacio.

Ordenación causal: agrupa las ideas según relaciones de causa-efecto.

Ordenación según la importancia que tienen las ideas para apoyar o demostrar la idea central.

Ordenación por comparación y contraste: muestra los puntos semejantes o las diferencias entre objetos, personas, situaciones...

2.3.- Fundamentación de las Ideas

Éstas son algunas de las técnicas de fundamentación de ideas más utilizadas habitualmente:

a) Los datos:

Consiste en aportar la mayor cantidad de datos de los que dispongamos para probar lo que estamos exponiendo o narrando. Los datos han de poderse probar con facilidad; pueden expresarse incluso numéricamente. En los textos científicos, técnicos o económicos son imprescindibles datos que demuestren sus afirmaciones.

b) Los ejemplos:

Consiste en utilizar casos específicos y concretos que apoyen una afirmación general o más abstracta. En textos científicos, humanísticos, jurídicos, etc., se suele recurrir a ejemplos para que se pueda entender mejor el mensaje expuesto.

c) Las experiencias personales:

Consiste en utilizar nuestras propias vivencias para demostrar lo que estamos diciendo. A veces no hay otra manera de apoyar lo que decimos si no es recurriendo a nuestras propias experiencias. Puesto que todos hemos vivido una serie de circunstancias diferentes, nuestra visión de la realidad sirve para apoyar lo que contamos; en ese caso se pueden dar todos los detalles que consideremos necesarios.

d) El principio de autoridad:

Consiste en recurrir a citas textuales de autores importantes que antes que nosotros han hablado sobre esas mismas ideas. Los autores clásicos o los expertos en determinados temas se consideran autoridades en distintas materias, por lo que recurrir a sus teorías es una buena documentación, una «señal» de que nos hemos documentado previamente.

3.- Documentación e Investigación

Este es un paso obligado en todo proceso investigativo.

Documentarse es seguir un proceso de recopilación de datos relativos a un tema de trabajo. Cumple dos funciones: reunir información sobre el tema y generar nuevas ideas sobre él.

Para documentarse hay que recurrir a las llamadas fuentes de información, que son productos que aportan noticias, datos, testimonios, experiencias, investigaciones, etc., sobre el tema que nos interese.

La realización de cualquier trabajo, ya sea académico o profesional requiere una compleja labor de investigación previa. Para iniciarse es preciso buscar documentación que nos ayude a saber qué materiales existen sobre el tema que vamos a trabajar y en la que podamos inspirarnos para aportar nuevas ideas. Este proceso se inicia con la búsqueda de fuentes de información.

Procedimientos gráficos de documentación

Engloban todas aquellas fuentes de información cuyo soporte fundamental es el papel; son las fuentes tradicionales en las que se ha basado la cultura occidental durante años, hasta el triunfo científico de las nuevas tecnologías. Pueden ser de varios tipos:

    • Fuentes bibliográficas:

° Primarias: a su vez se clasifican en generales (diccionarios enciclopedias, anuarios, atlas, guías...) o específicas (monografías, tesis, resúmenes).

° Secundarías: bibliografías, reseñas, catálogos...

° Estos materiales se encuentran principalmente en la biblioteca lugar de visita obligada para quienes realizan un trabajo de investigación. Según sea el contenido de éste, podremos dirigirnos a las bibliotecas nacionales, municipales, especializadas etc. Igualmente es útil conocer la organización de una biblioteca con el fin de acceder de manera eficaz a sus fondos bibliográficos. La forma habitual para localizar los materiales es consultar las fichas de autor o las de materia. En la actualidad se utilizar procesos informáticos y lectores ópticos que facilitan la tarea de búsqueda y localización de estas fuentes.

    • Fuentes documentales: necesarias para la investigación histórica consisten en documentos históricos, pliegos, incunables, restos arqueológicos...
    • Fuentes hemerográficas: hoy en día es de gran importancia la información recogida de las diversas publicaciones periódicas: (diarios, revistas generales, especializadas, etc.). Aunque en algunas bibliotecas se pueden consultar estos materiales, los lugares especializados donde se archivan son las hemerotecas.
    • Procedimientos audiovisuales: incluyen todo tipo de documentos sonoros, vídeos, discos, películas, etc., que pueden servirnos de referencia para recopilar datos. En la actualidad existen lugares específicos donde consultar este tipo de fuentes:

° Fonotecas: para los documentos sonoros

° Discoteca: para la consulta de discos vinilos o compactos.

° Filmoteca: para películas, documentales, etc. que resulten interesantes para nuestra investigación.

° Videotecas: para documentos audiovisuales.

4.- Organización de la Información

Después de la documentación, toca organizar la información.

Cuando empezamos un trabajo de investigación, partimos siempre de algunas ideas previas sobre el tema que vamos a tratar, pero el trabajo no toma su forma verdadera hasta que no hemos pasado la fase de documentación.

A medida que nos vamos documentando, adquirimos un mayor conocimiento del tema del trabajo y nos sentimos capacitados para elaborarlo con mayor profundidad y rigor.

Para que el manejo de toda esa información no nos abrume, es necesario organizar de manera coherente y adecuada el material recogido en la fase de documentación, con el fin de utilizarlo después con facilidad.

Para la recogida de las datos, cuando consultamos cualquier fuente de información, ya sea bibliográfica, audiovisual o informática, necesitamos tomar notas y referencias que después podamos utilizar en nuestro trabajo. Éstas nos permitirán recordar lo esencial, reproducir una cita textual, hacer constar la referencia de la obra, etc.

Podemos igualmente hacer anotaciones personales sobre lo que nos ha sugerido la lectura, la visión del vídeo o el programa informático, siempre diferenciándolas de las opiniones del autor.

Para elaborar estas notas personales debemos: redactar apuntes con sentido completo, de forma que no necesitemos volver al original, reproducir el texto con nuestras propias palabras, no copiarlo tal cual. Si lo recogemos literalmente, debemos utilizar las comillas para saber que es una cita textual.

En este sentido, nos será útil hacer fichas de trabajo, que es un procedimiento muy utilizado para organizar la información que refleje la reflexión u opinión personal derivada de la lectura de cada una de las obras que hemos consultado. El tamaño de estas fichas es mayor que el de las bibliográficas, de forma que haya espacio suficiente para las anotaciones. La estructura de la ficha de trabajo se suele regir por criterios determinados.

5.- Partes de un Trabajo Científico y su Presentación

5.1.- Partes de un Trabajo

Aunque cada trabajo puede exigir una ordenación distinta, generalmente consta de los siguientes apartados:

1) Portada o cubierta: en ella se consignan con claridad los datos necesarios para la identificación completa del trabajo, que suelen ser los siguientes: institución al que pertenece en la parte superior izquierda, el título en el medio, y en la parte inferior derecha nombre y apellidos del autor o autores, curso y fecha.

2) Índice general: es la relación de los distintos capítulos, apartados o subapartados que componen el trabajo. Responde esencialmente al esquema temático, pero incorpora la paginación definitiva para poder localizar los contenidos con facilidad.

3) Introducción: nos permite informar sobre la importancia del tema, el sistema o método de trabajo que se ha seguido, etc. Y ha dar cuenta de las pretensiones o límites del trabajo. No debe ser muy larga.

4) Cuerpo del trabajo: es la parte más importante y estará estructurado de acuerdo con el tema. Su paginación ha de ser superior al conjunto proporcional del trabajo. Conclusiones: no siempre son necesarias, pero sí convenientes en función de la naturaleza del trabajo y nos permite sintetizar las ideas más importantes que se han desarrollado.

5) Bibliografía: recoge los libros o las fuentes que hemos utilizado en la elaboración del trabajo. Es imprescindible, porque ningún trabajo de investigación parte de cero, y siempre ha de contar con las aportaciones de los investigadores anteriores.

6) Apéndices o glosario: aparecen cuando es conveniente añadir material complementario: mapas, gráficos, estadísticas, palabras especiales o un artículo interesante que, por su extensión, no tiene cabida a pie de página.

5.2.- Presentación Formal de un Trabajo Científico

En la presentación de un trabajo científico, es importante tener en cuenta los aspectos formales y las técnicas organizativas. Y son varios los aspectos externos que favorecen esa presentación:

1) El tipo de papel: ha de ser un folio, escrito por una sola cara, a doble espacio, con formato DIN-A4.

2) La disposición del texto en la página debe respetar los márgenes establecidos y universalmente aceptados.

3) La delimitación de párrafos implica, normalmente, dejar una sangría (varios espacios) al principio de cada párrafo, y una separación entre ellos más amplia que la que dejamos entre líneas.

4) El uso de distintas tipografías sirve para delimitar títulos, epígrafes o apartados.

5) Una correcta paginación facilita la labor de búsqueda de los contenidos.


6.- Criterios Fundamentales para la Corrección de los Trabajos Científicos.

En la institución universitaria se os exigirá más rigor y una correcta utilización de las distintas destrezas y competencias adquiridas para una comunicación óptima. Generalmente los profesores se guiarán por los siguientes criterios:

    • Normativa:

° Ortografía

° Morfología y sintaxis

° Léxico: barbarismos, precisión, anacolutos, perífrasis, tautologías.

    • Cohesión:

° Puntuación: signos, mayúsculas.

° Nexos: marcadores textuales y determinantes.

° Anáforas: pronombres, sinónimos, hiperónimos, elisiones.

° Otros: verbos, orden de los elementos en la frase.

    • Coherencia:

° Selección de la información: ideas claras y relevantes.

° Progresión de la información: orden lógico, tema/rema.

° Estructura del texto: introducción, contenido y conclusión

° Estructura del párrafo: extensión, unidad.

    • Adecuación:

° Selección de registro: formal o informal, objetivo o subjetivo.

° Fórmulas y registros estilísticos propios de cada disciplina.

7.- Referencias y Citas Bibliográficas

Ha quedado dicho que este apartado es imprescindible en todo trabajo científico, porque es el que nos da cuenta de las fuentes de información de las que se ha inspirado o fundamentado el estudiante.

Puede recogerse al final del trabajo o a pie de página, pero conviene dejar claro y establecer la diferencia entre las fuentes primarias y las referencias puntales.

Estos son los criterios que se aconsejan para la cita de libros, artículos de revistas y artículos de diccionarios.

7.1.- Cita de libros.

Se procede con el siguiente esquema en la cita de libros:

Autor en mayúscula (primero apellido/os seguidos de una coma el nombre en abreviatura), título de la obra, volumen o tomo (si lo hay), editorial, ciudad, año (edición si hay varias, en número volado) y página. Ejemplo: VIDAL, M., Moral de actitudes, III, Perpetuo Socorro, Madrid, 19939, págs. 257-380.

7.2.- Cita de artículos de revista.

Autor, título del artículo entre comillas, nombre de la revista, precedido de dos puntos, número o volumen, año de publicación entre paréntesis y páginas. Ejemplo: MARDONES, J.M., Escatología y sociedad libertaria: Iglesia Viva 85 (1.980), 25-42

7.3.- Cita de artículos de diccionarios.

Si los artículos están firmados, se siguen las normas de las revistas, sobre todo si los diccionarios son extensos y conocidos.

Pueden también seguirse las normas para las obras colectivas, cuando se trata de diccionarios o manuales menos conocidos: nombre, título del artículo, editor, obra, ciudad, año y páginas. Por ejemplo: DANIÉLOU, J., en J.B. BAUER, (ed.), Diccionario de teología bíblica, Barcelona, 1.987, 655-658.

Bibliografía utilizada

1.- LÓPEZ-BARAJAS ZAYAS, E. Fundamentos de metodología científica, UNED, Madrid 1.998.

2.- PALAFOX MARQUEZ, S., Historia de la ciencia, Artes Graficas Helénicas, Madrid, 1978.

3.- VV.AA., Metodología de las ciencias sociales, Tectnos, Madrid, 2009

4.- QUINATANA CABANAS, J.M., Sociología de la educación, Dykinson, Madrid, 1.989.

- Prof. José Luis Mangué Mbá