El papel de la ética en la formación universitaria

Incógnitas en la educación de hoy

Sigue siendo válido para todo proceso humano el adagio filosófico acuñado en la Antigüedad: «EL FIN ES LO PRIMERO QUE SE CONCIBE, Y LO ÚLTIMO QUE SE REALIZA».

Efectivamente, entre la concepción de un fin y su realización hay toda una ANDADURA INTERMEDIA, diseñada en programas, contenidos, logros parciales… En el caso de la DOCENCIA, lo establece el PLAN ACADÉMICO.

Pero también hay unos ”indicadores” o condiciones concomitantes, que encauzan el acierto o rectitud de la ANDADURA hacia la realización. Habitualmente se reconocen como principios inspiradores de actuación, porque inyectan mejor ritmo de avance, en dirección hacia la meta previamente concebida y situada en el horizonte del tiempo.



La Ética constituye en gran medida esos principios inspiradores de acción, en cuanto que prescribe los modos de comportamiento justificables, con patrones generales o universales. De igual modo, la ética profesional hará lo mismo En el correspondiente sector o campo de acción.

I. El fin de la formación universitaria

La finalidad de la formación universitaria, digámoslo de manera integral y con acercamiento a todas las definiciones, es ”habilitar para profundizar, mediante la investigación, en la búsqueda de la verdad sobre el mundo, la vida y la persona, desde los ángulos diferentes que marcan lo específico de cada…”

Hay que añadir más.

Se busca la verdad sobre el mundo, la vida y la persona, no para contemplarla simple y estáticamente, ni para manipularla en provecho particular, ni siquiera para ejercer dominio privilegiado sobre los que se pueden considerar “propios hallazgos”… La búsqueda y descubrimiento de cualquier verdad, es PARA FAVORECER EL CRECIMIENTO de su condición presente, poniendo al descubierto todas sus potencialidades de ofrecer mejores o abundantes facetas de vida.

Y aquí ya entra necesariamente la referencia a principios y comportamientos que deben rebasar la esfera de lo particular, porque miran por la vida que tenemos en común, hombres y mujeres de distintas generaciones, de distintos lugares y de las más diversas condiciones sociales.

II. La mirada responsable sobre nuestro propio mundo, cuestiona.


Situémonos, por ej. en nuestros días. Involucrados en procesos de globalización tanto económica como cultural, asomándonos débilmente y con interferencias a las nuevas tecnologías de la Información y la Comunicación, nos enfrentamos a nuevos retos presentes y futuros, que desde el lado positivo son estimados como progreso material.

Pero si no se reciben con claros criterios constructivos, llegan con la amenaza de diluir la identidad y los valores culturales propios, de retardar la propia reflexión, que todavía no habíamos afianzado sobre la trayectoria como pueblo con su historia.

A la vez se hacen presentes entre nosotros otras formas de vida, diferentes creencias, variadas costumbres, que proyectan su sombra sobre la unidad de base que ha conjuntado las etnias de este pueblo…

La Universidad ha sido desde sus orígenes, la encargada de formar profesionales y especialistas en diversas áreas del conocimiento, y hoy debe encargarse también de la formación de auténticos ciudadanos, responsables y comprometidos éticamente con el crecimiento integral de su pueblo.


“La sabiduría cristiana que por mandato divino enseña la Iglesia, estimula continuamente a los fieles a que se esfuercen por lograr una síntesis vital de los problemas y actividades humanas con los valores religiosos…para el desarrollo integral del hombre en cuanto a los bienes del cuerpo y del espíritu…
En esta acción de la Iglesia tuvieron particular importancia y siguen teniéndola, las Universidades católicas, las cuales, por su naturaleza, tienden a esto: que <<se haga, por decirlo así, pública, estable y universal, la presencia del pensamiento cristiano en todo esfuerzo encaminado a promover la cultura superior…
Efectivamente, en la Iglesia…aparecieron ya en sus primeros tiempos las didaskaleia, con el fin de enseñar la sabiduría cristiana, destinada a imbuir la vida y las costumbres humanas.

III. Qué modelo de profesional cabe esperar de la Universidad

El interés por el saber y estar bien informados son valores. Lo entendemos. Pero entendemos que son valores, no solo intelectuales, sino que poseen también una dimensión ética, al tratarse de cualidades que permiten tomar decisiones con criterio en la sociedad, con repercusiones que generan responsabilidades de impacto en la calidad y dignidad de la propia vida y la de los demás.

Por eso la formación del profesional ha de apostar por la responsabilidad. Una actitud responsable está comprometida con la libertad, la igualdad, la equidad, el respeto activo y la solidaridad. Y desde esta perspectiva, la formación universitaria debe proporcionar al estudiante el conjunto de conocimientos necesarios para su futuro ejercicio profesional, pero que atiendan al desarrollo de competencias profesionales, en los que estén presentes valores como la seriedad, el rigor, la crítica y la autocrítica, el tesón y la superación personal ante las dificultades de comprensión y síntesis…

Las situaciones de aprendizaje en las que se den estos valores, son escenarios óptimos para el aprendizaje ético y contribuyen a la formación humanista del estudiante.

De esta manera, el formador cristiano imagina a su graduado ideal como una persona sabia, virtuosa y espiritualmente despierto

Generalmente, competencia profesional es la pericia, aptitud o idoneidad para ejercer una profesión

Las competencias tienen, por un lado, un componente mental, de pensamiento de representación… por otro lado, un componente conductual o de actuación. De ahí que las competencias designan la capacidad para movilizar diversos recursos cognitivos (saber, información…) en orden a actuar con pertinencia y eficacia en un conjunto de situaciones.

Conclusión

    • Con estas palabras, no es tanto una lección inaugural la que he podido pronunciar. Tal cometido es tarea del docente encargado por el claustro de profesores al que pertenece, para adelantar, en cierto modo, algunas de las enseñanzas que durante el curso recibirán los alumnos. También para ofrecer un “botón de muestra” de la perspectiva bajo la cual se desarrollará en el centro la investigación, así como toda la labor docente inherente a la misma.
    • Como anfitrión de este recinto y de la institución eclesial, me corresponde recibir a la nueva criatura académica recientemente aparecida en el seno de esta Iglesia, y presentarla en el momento en que empieza a levantarse, llamando a las puertas de otras instituciones académicas para salir juntas al encuentro de quienes buscan cierta universalidad de conocimientos, así como la influencia del saber en la mejora del quehacer humano. Cuestiones aludidas aquí, como la ética, los valores, el crecimiento y mejora de la vida, etc… están íntegramente en el seno de la nueva Facultad, y serán tratadas con mayor amplitud y profundidad. Ha sido, si lo aceptáis así, una manera de presentar a esta Facultad en sus resonancias.

A los docentes de esta nueva facultad

el Vaticano II no ha(ya) dudado en afirmar que «la Iglesia católica sigue con mucha atención estas escuelas de grado superior», recomendando vivamente a que «se promuevan Universidades Católicas convenientemente distribuídas en todas las partes de la tierra» para que en ellas «los alumnos puedan formarse como hombres de auténtico prestigio por su doctrina, preparados para desempeñar las funciones más importantes en la sociedad y atestiguar en el mundo su propia fe» (Grav. Ed, 10.) AAS (1966) 737.

En efecto, la Iglesia sabe muy bien que la «suerte de la sociedad y de la misma Iglesia está íntimamente unida con el aprovechamiento de los jóvenes dedicados a los estudios superiores» (cf ibíd.)

Y para concluir, digo a todos:

Jesucristo el único Maestro, al comienzo de su Vida pública, (sí que) pronunció UNA LECCION INAUGURAL, articulada en 8 puntos, cuyas enseñanzas iría precisando y clarificando a lo largo tres años, (equivalentes a SEIS SEMESTRES del Plan L M D que acabais de adoptar)

Hoy, en el mundo entero seguimos desentrañando el contenido de esas enseñanzas, y se continuarán descubriendo en el futuro, porque se trata de VALORES PERENNES DE VIDA.

Esos valores:
    • han arrastrado vidas, para dedicarse a su ejercicio y mantenimiento, de manera parcial o integral, de por vida o temporalmente.
    • han suscitado la entrega servicial y gozosa, muchas veces sacrificada y sin recompensa material como contrapartida.
    • han inspirado incluso sistemas políticos en muchas sociedades, que han querido expresamente apellidarse cristianas.
    • son invocados en todo tiempo y lugar como referentes de rectitud y perfección.

Todo ello, porque encauzan vida y vida abundante…Y SIEMPRE DONDE HAYA VIDA, para que sea mejor y abundante para todos, tendrá que ser sostenida por eso valores.

Él, al final de su presencia corporal sobre la tierra, dijo a sus discípulos:

“Id y haced discípulos de todas las gents…y enseñándoles a guardar todo lo que os he mandados… (Mt. 28, 19-20)

También les había dicho:
Yo os he elegido y os he destinado para que vayais y deis fruto, y vuestro fruto dure (Jn 15,16 )

En esta nueva Facultad impartiréis HUMANIDADES y CIENCIAS RELIGIOSAS. A propósito de ello, dice el Vat. II:

Por otra parte, ya en nuestros días «las nuevas ciencias y los nuevos hallazgos (inventos) plantean nuevos problemas que piden solución a las disciplinas sagradas. Consiguientemente es necesario que las personas a las ciencias sagradas, al mismo tiempo que cumplen el deber fundamental de conseguir mediante la investigación teológica un conocimiento más profundo de la verdad revelada, fomenten el intercambio con los que cultivan otras disciplinas, creyentes o no creyentes, y traten de valorar e interpretar sus afirmaciones, juzgándolas a la luz de la verdad revelada»
(GS 62).

He aquí vuestra doble referencia en el horizonte

    1. el Maestro, como guía e inspirador.

    2. la perdurabilidad de vuestro fruto, como tarea y como meta, por la difusión de su Mensaje.


-Monseñor Juan Matogo