Discurso del Vicerrector en el Acto de Apertura del Curso 2013-2014


Dejadme, antes que nada, que os dé las gracias por habernos querido acompañar hoy aquí, en este Gran Anfiteatro de nuestra Escuela Universitaria de Sanidad y Medio Ambiente, con ocasión de la apertura oficial del curso académico 2013-2014.
 
Los actos de apertura de curso académico de la inmensa mayoría de las Universidades están siempre rodeados de una importante ceremonia. Este acto y en este lugar apropiado, me permite plantear los objetivos que se tienen que cubrir en el curso académico que ahora empieza y para exponer los anhelos y las grandes metas a que la Universidad desearía llegar a medio y largo plazo.
 
No hay duda alguna sobre el hecho reiteradamente probado de que la educación no es gasto sino inversión altamente rentable, tanto en términos individuales como colectivos, por más que resulte imprescindible ajustar constantemente su funcionamiento y mejorar su eficiencia.
 
No puede, en fin, ponerse en duda, con la evidencia demoscópica en la mano, que, tanto a escala nacional como local, la Enseñanza pública y la Universidad están entre las instituciones mejor valoradas por las sociedades a las que sirven y que las sostienen.
 
Es una verdad universalmente reconocida que la educación es la clave del éxito económico, y que los trabajos del futuro requerirán grados crecientes de destrezas. La educación superior seguirá siendo necesaria para el acceso al trabajo especializado, además de un importante factor de democratización y de desarrollo de las capacidades, el mecanismo activador de una real igualación de oportunidades y el sostén de una estable y estabilizadora sociedad de clases medias, hoy severamente amenazada.
 
Brevemente, quisiera que la universidad se comportara como una organización que aprende, una organización inteligente en la "sociedad del aprendizaje", y quisiera que dicha organización, nuestra universidad, fuera socialmente responsable.
 
En un entorno en que la sociedad entera se transforma, se ve obligada a transformarse, queriendo o no, en una "sociedad del aprendizaje", la educación cobra una importancia decisiva, las instituciones educativas y quienes trabajan en ellas en agentes activos de la gestión del cambio, y el "aprendizaje a lo largo de la vida" en algo más que una mera fórmula retórica, como comprobamos de forma cada vez más clara en nuestra vida diaria, incluso en la edad post laboral.
 
Estoy convencido de que debemos acertar a conformar un modelo innovador, que exigirá cambios profundos en la investigación y la docencia, en la gestión y en la proyección social de la actividad universitaria: una organización, en fin, que aprenda en el entorno inevitable de una sociedad del aprendizaje.
 
Es por eso que debemos asumir con todas las consecuencias el proyecto de convertir a la UNGE en una Universidad Socialmente Responsable, una universidad, que rinde cuentas, mediante sistemas de información idóneos; una universidad abierta, permeable a los estímulos externos, sensible a la ética de la innovación y al valor de la creatividad; que gestione los recursos públicos de manera eficaz, eficiente y transparente; lugar de encuentro de todos los agentes sociales que pueden y deben definir la orientación del futuro de nuestro desarrollo, y que deben encontrar en ella un espacio encaminado a la calidad y guiado por la competitividad, internacionalizado, abierto y capaz de asumir el liderazgo en la sociedad del aprendizaje.
 
Una universidad, en fin, comprometida con la promoción de los valores de una sociedad democrática, solidaria y sostenible.
 
Además, de este modo estaremos en óptimas condiciones para rendir cuentas ante la sociedad y para consolidar los vínculos que nos unen. Las aportaciones que nos hace la sociedad civil no solamente tienen que ser escuchadas y dialogadas, sino que también tienen que ser atendidas e implementadas. La Universidad, por tanto, tiene que ser una organización que enseña y aprende al servicio de una sociedad que aprende y enseña.
 
Iniciamos hoy un nuevo curso de la misma manera que siempre: con la conciencia de que todo sigue igual pero con la convicción de que estamos ante un tiempo nuevo, un tiempo que exigirá adaptación al nuevo sistema educativo LMD, un cambio que sin duda irá en el sentido de mejorar ese servicio público que es la Universidad.
 
Una Universidad que abra sus puertas y ventanas a los grandes y a los pequeños problemas, una Universidad que no esté al margen de su tiempo; una Universidad que sepa conservar lo mucho que tiene de bueno, suprimiendo lo mucho que queda de malo e incorporando críticamente toda la evolución humana.
 
Pues nunca hasta ahora ha sido tan oportuno recordar la conocida frase del poeta latino Terencio: "Hombre soy, y nada humano me es ajeno". Esa es la Universidad que realmente queremos, una Universidad que no considere a nada ni a nadie como ajeno.
 
Como siempre, los protagonistas principales de esta tarea son los estudiantes que por vez primera acceden a los estudios universitarios, y la primera salutación del Vicerrector tiene necesariamente que dirigirse a ellos. Quiero transmitir un cariñoso saludo de bienvenida a los estudiantes, en especial a quienes ingresan, por primera vez, en la UNGE, Os quiero felicitar porque habéis culminado, con éxito, vuestra etapa formativa previa a la universidad y os quiero agradecer que hayáis elegido la Universidad Nacional de Guinea Ecuatorial para cursar vuestros estudios universitarios.
 
Pertenecer a esta Universidad, a esta gran familia, es una distinción y una oportunidad. Sentíos orgullosos de ser universitarios, llevad esta distinción con responsabilidad y respeto; aprovechad, al máximo, la posibilidad de formaros de manera integral y de superaros con responsabilidad, conscientes de que la sociedad pone en vuestras manos, en tiempos de penurias generalizadas, unos recursos muy valiosos que no debéis desaprovechar y mucho menos dilapidar. Estáis en las mejores manos, porque si algo distingue a nuestra Universidad es un excelente capital humano de profesorado y personal de administración y servicios comprometido con vuestra formación. Os animo a que seáis críticos porque éste es un elemento consustancial a la propia universidad y también os demando una actitud y disposición a aprender.
 
Decirles también que la educación pública es un derecho social de ciudadanía
 
La ceremonia que hoy día realizamos tiene dos sentidos profundos, por un lado el acoger y dar la bienvenida a los estudiantes que, a partir de este curso académico 2013-2014, pasan a formar parte de nuestra comunidad académica y junto a ello asumen una identidad que los marcará durante todas sus vidas. Por el otro, inaugurar un nuevo año curso académico, y con ello la puesta en marcha de las actividades de docencia superior, investigación, creación y extensión que nos son comunes y por las cuales nos desarrollamos y nos proyectamos en la vida nacional. Y recordar rápidamente el sentido de nuestra institución en la sociedad.
 
Les damos la bienvenida con el orgullo de ser la única Universidad en el país; ser un estudiante de la UNGE constituye, a mi modo de ver, un desafío y una esperanza.
 
En el primer caso, es enfrentarse a una institución educativa que lucha por su excelencia en medio de condiciones adversas; una excelencia que se construye justamente en la interacción dialógica entre académicos y estudiantes en vistas a producir el conocimiento. Pero es un reto, asimismo, para los jóvenes que también buscan su identidad entre un modelo social que concibe a los sujetos como clientes y consumidores, y las impugnaciones contra ese modo de auto comprenderse. También se encuentran en la disyuntiva de asumirse como personas que se incorporan a una universidad pública con historia, en un momento social en que la historia, precisamente ella, comienza a borrarse de los discursos para dar paso a la inmediatez de lo desechable, de lo "nuevo" como valor más que cultural, de mercado. Por otro lado, los estudiantes de la UNGE del siglo XXI han nacido en medio de cambios en las tecnologías de la comunicación humana y en una creciente sociedad del conocimiento.
 
Mi intención es que este discurso sea breve, porque a un auditorio perspicaz e inteligente, como al que hoy tengo el honor de dirigirme, le bastan pocas palabras.
 
Muchas gracias.



Dr. Pedro Ndong Asumu
Vicerrector de la Universidad Nacional
de Guinea Ecuatorial. Bata